Descubre una joya del barroco madrileño
La Capilla del Santisimo Cristo de los Dolores
La Capilla del Santísimo Cristo de los Dolores, también conocida como «San Francisquín«, es una obra maestra del barroco madrileño. Construida en el siglo XVII por la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís, este templo ha sido testigo de la devoción de ilustres personajes como Cervantes y Lope de Vega. Su impresionante arquitectura, junto con obras de arte de grandes maestros, hacen de la capilla un lugar de profunda espiritualidad y belleza histórica. Con más de 350 años de historia, la Capilla del Santísimo Cristo de los Dolores celebró su 350 aniversario en 2018. Este tesoro barroco forma parte del Programa de Conservación del Patrimonio Histórico Español, asegurando su preservación como símbolo de fe y arte.


Autobus
- L. 148, 3 y N16; p. 1879-1880; San Francisco el Grande.
- L. 60; p. 2590; Carrera San Francisco; I. San Isidro.
Metro
Línea 5 Verde; Puerta de Toledo y La Latina.

Parking
Parking Hospital VOT; Calle de la Ventosa s/n.
Localizacion
Calle San Buenaventura 1, 28005 – Madrid

Historia de la capilla
Esta capilla es propiedad de la Venerable Orden Tercera, fundada hacia 1221 por San Francisco con el objeto de ofrecer al mundo seglar el ideal de vida evangélica, que ya había propuesto a los frailes o Hermanos Menores y a las monjas o Damas Pobres, pero en este caso sin abandonar el mundo.
En 1608 se constituye oficialmente la Fraternidad de la Tercera Orden en Madrid. Se incorporan a ella muchos madrileños, entre los cuales se cuentan personajes tan ilustres, como Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, y Calderón de la Barca. El propio rey Felipe III y su familia toman el hábito franciscano, ejemplo que siguió gran parte de la Corte.
Para celebrar sus asambleas y actos de culto, los hermanos de la Orden deciden en 1613 construir una modesta capilla que, una vez terminada, resultó insuficiente, dado el notable crecimiento en esos años de la Fraternidad; por lo que deciden levantar una iglesia de mayor tamaño y dignidad, que es la que existe actualmente.
Se la denomina capilla del Santísimo Cristo de los Dolores, nombre que se debe a la imagen del Cristo que preside el presbiterio. Sin embargo, entre los madrileños de la zona, es conocida también como «San Francisquín», a modo de contraste con la vecina basílica de San Francisco el Grande.
Fundada en el siglo XVII por la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís, la capilla ha sido testigo de la devoción de célebres figuras como Cervantes y Lope de Vega. Su construcción comenzó en 1613 como un pequeño lugar de culto y fue ampliada debido al crecimiento de la fraternidad. A lo largo de los siglos, ha albergado importantes obras de arte y ha sido un centro de referencia espiritual en Madrid.
Rehabilitacion
La capilla ha sido objeto de múltiples rehabilitaciones, las más recientes se han culminado en 2023, 2022 y 2019 respectivamente, donde se restauraron la sacristía y la antesacristía, las cubiertas, el saneamiento y el chapitel. Las intervenciones de la cubierta y el chapitel han sido financiadas en parte por el Ministerio de Fomento (Transportes, Movilidad y Agenda Urbana) y la Comunidad Autónoma de Madrid, con el fin de preservar su riqueza patrimonial y su relevancia cultural, entre las que se incluyen:
• Se ha rehabilitado el chapitel con el programa del 1,5% Cultural del Estado, y las cubiertas, con el mismo plan, así como la Sacristía y Anti-Sacristía, ejecutadas por la VOT.
• La elaboración del proyecto del chapitel y las obras de saneamiento ha sido financiadas por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad Autónoma de Madrid.
El interior
El interior de la capilla es un ejemplo del esplendor barroco madrileño, con una nave central iluminada por lunetos y una cúpula que corona el crucero. Las bóvedas están decoradas con estucos geométricos y en su presbiterio se erige un baldaquino que alberga la imagen del Cristo de los Dolores, una escultura llena de simbolismo que representa la victoria de Cristo sobre la muerte.
La obra artistica del edificio
Arquitectura
Es un templo típico del barroco madrileño y una de las construcciones más bellas de esa época. Se inicia en 1662 y se termina en 1668 bajo la traza del arquitecto jesuita Francisco Bautista, que había terminado de construir recientemente la Colegiata de San Isidro.
Adopta la planta rectangular con una sola nave, sin capillas laterales y sin nave transversal, algo muy frecuente en las capillas de hermandades o congregaciones seglares.
Está concebida como una sucesión lineal de tres espacios diferenciados por las bóvedas que los cubren: Nave cubierta con bóveda de cañón iluminada con seis lunetos, crucero con cúpula sobre pechinas, y cabecera o presbiterio cubierto con bóveda vaída.
Los muros están decorados con arquerías y pilastras de orden toscano que definen a cada lado tres grandes huecos que, salvo el primero, estuvieron primitivamente ocupados por retablos barrocos. El entablamento que remata los muros es sobrio y elegante, con modillones pareados y decorados con monedas a modo de escamas.

arquitectura barroca en el interior
En la cúpula es de destacar, sobre las pechinas, el anillo decorado con modillones continuos que sirve de apoyo al tambor de la bóveda.
Todas las bóvedas están decoradas con dibujos geométricos en relieve realizados con estucos de yeso y cal, que dinamizan su superficie y contribuyen a la riqueza ornamental propia del barroco.
En el presbiterio no existe retablo, optando por erigir en su espacio central un baldaquino donde alojar el Cristo, en posición tal que permite deambular alrededor de la imagen. Exteriormente, el templo presenta una cubierta de teja a cuatro aguas, sustentada por una estructura de madera de par e hilera, sobre la cual emerge un airoso chapitel revestido de pizarra.
PINTURA
Obras de profundo significado espiritual
En los huecos laterales de la nave se muestran cuatro cuadros anónimos de talleres madrileños de los siglos XVII y XVIII, cuyos temas giran alrededor de la Pasión : Los improperios a Cristo, La coronación de espinas, El lavatorio de los pies y La flagelación.
Cuatro grandes lienzos decoran los muros del crucero y presbiterio. Las pinturas representan también escenas de la Pasión : Cristo presentado por Pilatos, la calle de la amargura, la lanzada de Longinos, y la Crucifixión. Su autor fue Juan Martín Cabezalero, discípulo de Juan Carreño Miranda, y hermano de la Tercera Orden franciscana. Su temprana muerte a los 39 años impidió que se desarrollara un talento pictórico de primer orden.
Muestra claras influencias de su maestro, de Velázquez y de Van Dyck, siendo de destacar la originalidad y atrevimiento de sus composiciones, y la perfección de su dibujo.
El regreso de los lienzos a su lugar sagrado
En 1809, durante la invasión francesa, estas pinturas fueron enviadas al museo del Louvre en París. Tras la caída de Napoleón la VOT reclamó los lienzos, recuperándolos 10 años después.
Las pechinas de la cúpula están decoradas con emblemas franciscanos: las cinco llagas de San Francisco, las cinco cruces de Tierra Santa, el escudo franciscano, y las letras griegas iniciales del nombre de Jesús (IHS).




ESCULTURA
simbolo de fe y esperanza en la escultura
El baldaquino con forma de templete situado en el altar mayor también fue proyectado por Francisco Bautista, y ejecutado por Juan de Ursularre. Cobija la imagen del Cristo de los Dolores, bajo cuya advocación se construyó las capilla.
Está constituido por un basamento escalonado de mármoles y jaspes. Sigue un cuerpo de madera con columnas y arcos, y encima una cúpula abierta en gajos, coronada por una linterna y culminada por una pequeña escultura de la Fe.
La imagen representa a un Cristo resucitado; pero que conserva la corona de espinas y las heridas de la Pasión. Su brazo izquierdo rodea la Cruz, que apoya en la cabeza de una serpiente, y su pie izquierdo descansa sobre una calavera, significando la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.


Aunque siempre se ha dicho que es de autor desconocido, hay documentos que parecen indicar que es obra del escultor Domingo de Rioja, el cual es conocido por haber hecho el Cristo que se conserva en Serradilla (Cáceres), talla muy similar, que llegó a estar en la capilla del Palacio de los Austrias en tiempos de Felipe IV, por su fama de milagroso.
De las imágenes que aparecen en los ángulos del crucero y presbiterio, cuatro de ellas son obra del imaginero Baltasar González y representan a santos terciarios franciscanos: Santa Isabel reina de Hungría, San Luis rey de Francia, Santa Margarita de Cortona, y San Roque.
Las otras cuatro imágenes, de autor desconocido, representan a Santa Isabel de Portugal, Fernando III el Santo, y Santa Isabel y San Zacarias, padres de Juan el Bautista.
Sacristia
Un espacio de servicio y arte sacro
La capilla se termina en 1668 y 17 años después se encargó a Teodoro Ardemans la construcción de una nueva Sacristía, ya que la inicial resultó insuficiente para cumplir su función. Se trata de un cuerpo adosado de planta rectangular, de bella traza y considerable tamaño, con sus muros decorados con arquerías y pilastras toscanas.

Está cubierto con una bóveda esquifada rebajada, perforada con lunetos para iluminar el interior, y la superficie plana del techo está decorada con una pintura al fresco en forma de trampantojo, realizada por el propio Teodoro Ardemans, que representa el «Arrebato de San Francisco al cielo».
A lo largo del entablamento se enmarcan las iniciales de la denominación completa de la Orden:
Seráfica Y Venerable Orden Tercera De Penitencia De Nuestro Padre San Francisco.
En los tres arcos del fondo aparecen las cajoneras, de 1685, realizadas en madera de caoba, palo de maría y ébano.
La sacristía primitiva ha quedado como un espacio intermedio, en el que destaca un lavabo de manos, ejecutado en mármol, y decorado en su frente con el escudo franciscano, realizado en alabastro. En la misma sala hay una pintura de un taller madrileño del siglo XVIII, que es una copia de Nuestra Señora del Arco, con una leyenda sobre un supuesto prodigio sucedido en Nápoles, donde se encuentra el cuadro original.
Galeria de imagenes
En esta galería podrás explorar la riqueza artística y arquitectónica de la Capilla del Santísimo Cristo de los Dolores. Desde detalles del esplendor barroco en su interior hasta las esculturas y pinturas que adornan sus muros, cada imagen captura la esencia de este histórico lugar de devoción y arte. Sumérgete en su majestuosidad y déjate inspirar por siglos de historia reflejados en cada rincón.
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Normas para las visitas de grupos
• Número de componentes del grupo: Mínimo de 8 y máximo de 30 personas.
• Duración aproximada: 40 minutos.
• Entrada: No se cobra un precio establecido, se deja a la voluntad de cada uno. Lo habitual en los grupos es que hagan una colecta previamente, y nos la entreguen en un sobre.
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